Cuando se me ocurrió escribir estos posts, siempre lo hice con la idea de compartir la manera cómo interpretaba lo que pasaba a mi alrededor, y nunca me pasó por la cabeza que alguna vez alguien me miraría a mi tal vez de una manera... cómo decirlo... inquisitiva? escrutadora? rara?
Pues hoy, lo impensado, me sucedió.
Venía yo en mi autobús tradicional camino a mi pueblo, cuando en una de las últimas paradas se sienta a mi lado izquierdo una niña de unos 9 años. Repentinamente siento que hay un par de ojos posados sobre mi. Valga decir que yo estaba actualizándome leyendo los tweets que no puedo recibir cuando estoy en mi oficina desde mi teléfono. Levanto la mirada. No es hacia el frente. Apunto mis pupilas hacia el rabito izquierdo de los ojos.... y la encuentro! La niña me miraba fijamente!
Por mi cabeza pasaron una serie de preguntas buscando el sentido a aquella revisión visual que me estaban haciendo en ese momento, todas muy básicas por supuesto, tales como: ¿será que algo sale inapropiadamente de mi nariz? (es decir: será que tengo un moquito por ahí?) mmmm.... será que estoy demasiado despeinada y realmente llamo la atención (imposible! nunca podría estar tan despeinada como estaba la misma niña mirona!) mmm... será que en este momento está sucediendo un fenómeno metafísico en mi imperceptible y posiblemente muy contaminado campo electromagnético aureo y la inocente niña está captando todo con su enésimo ojo espiritual? (nahhh.... demasiado complicado)
Tal vez se preguntarán cómo terminó el incómodo asunto. Pues yo me pasé la mano por la cara y el cabello para identificar posibles "inconsistencias". Una vez confirmado que la del problema no era yo, me volví a concentrar en la lectura de noticias en formato 140 caracteres.
La niña nunca me quitó sus incómodos ojos de encima, la madre le hizo una seña, y ella gritó a todo gañote: PARAAADDAAAA!!!
viernes, 29 de abril de 2011
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