sábado, 15 de enero de 2011

3er mundo vs. otra cosa...

Aeropuerto de Niza, 19/11/2010
Estoy en el aeropuerto de Niza, tengo algún rato aquí y ya comprobé que la calefacción no existe (al menos en esta época del año), así que decido acercarme a una máquina de café para comprar un té caliente. La circunstancia se dio más o menos de esta manera:
  • Estudio la máquina detenidamente para ver todo lo que se puede pedir
  • Agradezco a Dios que hayan puesto imágenes al lado de los nombres, porque sólo entiendo las marcas
  • Me sorprendo al llegar a la lista de los chocolates calientes: wow! es Milka! --> debe ser buenísimo! --> nahhh... demasiado dulce
  • Llego a los tés. Puede ser con leche o sin leche --> pienso: que exquisités!
  • Me decido finalmente por el té lipton: con azúcar, sin leche
  • Veo que sólo cuesta 1,30 euros --> pienso: wow! excelente! pensé que iba a costar como 3 euros!
  • Busco las monedas... --> mierda! tengo los 30 céntimos pero no el euro --> será que da vuelto? (pensamiento del tercer mundo) --> mmm no dice si lo da o no --> mmm a lo mejor es una máquina ladrona como la de la oficina... --> ¿qué más? me voy a arriesgar...
  • Inserto una moneda de 2 euros
  • No se refleja en ninguna parte el monto introducido... ¿será que no la aceptó? (otro pensamiento tercer mundista)
  • Meto los dedos en la ranura del vuelto. No hay nada
  • ¡Seguro que ya me robó la máquina ésta!
  • Nueva sorpresa: la pantalla es touch, alias: digital
  • Toco el círculo que se muestra al lado de la imagen de mi bebida
  • Algo suena dentro de la máquina... parece que se empieza a preparar
  • Miro hacia la bandeja de preparación
  • No hay vaso
  • Pienso: ¡mierda! lo sabía! no se puede confiar en estas máquinas! (pensamiento tercermundista y estrés postraumático)
  • Aparece el vaso. Se descargan los ingredientes del té. La pantalla titila.
  • Recojo mi vaso, con el té caliente que pedí
  • Suenan las monedas que corresponden a mi cambio. Las retiro. Cuento: 70 céntimos. Completo.
Eso es lo normal en un país donde la gente se preocupa porque las cosas funcionen como deberían, ¿no?
... La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...

El glamour francés... ouch!

Aeropuerto de París - Charles De Gaulle. 19/11/2010
Observo a un señor de alrededor de 50 años, rubio, bajo, vestido con un apretado jean de color gris plomo desvencijado; camisa de manga larga de cuadros en tonos azules y rojos y bufanda gris con rosa. Camina repetitivamente por el mismo pasillo, mirando aparentemente con mucho detalle la sala en la que nos encontramos esperando la salida de nuestro vuelo a Niza.
El personaje en cuestión tiene un detalle muy característico: las cicatrices visiblemente recientes de una cirugía estética para quitar unas cuantas arruguitas. Espero que la expresión que ha mantenido su "refrescado" rostro en los últimos 30 minutos no sea la que permanezca en su imagen, porque parece la de una persona totalmente descontenta con el mundo que le rodea.
Pasa frente a él un joven. Guapo (mucho). 25 años (muy joven). Mi objeto de observación le sigue atentamente el paso con la vista, lo mira, discreta pero firmemente, de arriba hacia abajo. Me pregunto si desea que nadie note las gruesas líneas rojas que se muestran justo detrás de sus orejas.
Mientras tanto, a mi lado izquierdo, una señora con todas las características de "europea" saca de su bolso un cambur que impregna el ambiente con su característico olor. Lo terrible es que debajo de esa cáscara lo que se esconde no es una fruta sino un puré con claros indicios de una próxima y segura podredumbre. Peor que todo lo anterior es que la señora lo devora en dos bocados!!
Paralelamente, a mi lado derecho se encuentra de pie una mujer muy alta, de esas que intimidan a cualquier latina de paseo por Europa. Siempre se ha hablado del glamour de la mujer francesa, pero nunca imaginé que el cabello color fucsia fuese una característica de elegancia.